Como ya introdujimos en nuestra entrada del blog «Huerta de verano I», la familia de plantas más representativa de la época estival es la de las cucurbitáceas la cuál incluye a calabazas, calabacines, pepinos, sandías y melones y es en el cultivo de estas verduras en lo que nos vamos a centrar en esta entrada.
Las plantas de esta familia suelen ser rastreras o trepadoras y provienen de climas tropicales (la mayoría de centro y sudamérica), por tanto les gusta el calor y necesitan sol y mucha agua, y su siembra ha de hacerse a partir de mayo-junio (en el caso del sureste madrileño) si no es en semillero protegido. A pesar de su alta necesidad hídrica, la estructura de sus hojas tiende a acumular agua en su base, lo que las hace vulnerables a algunos hongos como el oídio, por lo que el riego por goteo será la opción más práctica para conseguir tener estas hortalizas hidratadas sin contribuir a una infección fúngica de la misma. Además, en su mayoría, tienen flores de un sólo sexo por lo que necesitan más de una planta en el huerto para poder reproducirse y/o presencia de insectos para su polinización, o, en su defecto, debemos polinizarlos manualmente.
El calabacín (Cucurbita pepo) es una hortaliza bastante prolífica, produce frutos grandes y en cantidad. Son hortalizas exigentes en nutrientes y pueden sembrarse en semillero protegido desde marzo y mediante siembra directa desde mayo. Con respecto a su recolección, si dejamos que los frutos alcancen un gran tamaño, la planta producirá menos cantidad de los mismos. Además los calabacines muy pequeños contienen muchos nitratos y no conviene comerlos, por lo que es aconsejable ir cosechando los calabacines cuando alcanzan un tamaño medio.
La calabaza (Cucurbita sp.) comprende un género de hortalizas muy extenso, por lo que, para su cultivo conviene prestar atención a las peculiaridades de cada variedad. En general requieren bastante superficie para su desarrollo, llegando a necesitar marcos de plantación de 1 x 2,5 metros, por lo que en muchos huertos se colocan en los límites de las plantaciones, de modo que crezcan hacia el exterior, sin invadir al resto de plantaciones. Es recomendable realizar una poda cuando se está desarrollando los frutos, para que concentren su energía en los mismos y alcancen mayor tamaño.
Por último, haremos alusión al melón (Cucumis melo) que también abarca una gran cantidad de variedades locales, aunque con el tiempo ha tendido a homogeneizarse en aquellas subespecies con menor cantidad de semillas y de cultivo más fácil. Para poder trasplantar los melones al suelo tempranamente, se han de usar técnicas como la cama caliente o las campanas transparentes de protección ya que se trata de una especie muy vulnerable al frío, por ello sólo vemos los puestos de venta dedicados a esta sabrosa fruta abiertos durante las estaciones veraniegas.

