Avispas: ¿para qué sirven?

Son muchos los animales a los que, desafortunadamente, la historia y la cultura popular les ha creado mala fama. Por eso hoy queremos valorar positivamente a un insecto muy despreciado por muchos de nosotros: la avispa común, Vespula vulgaris.

Detalle de la cabeza de una avispa. Fuente Pixabay

Cuando pensamos en avispas pensamos en dolorosas picaduras, en lo molestas que son en las tardes calurosas o en las comidas al aire libre. Tampoco producen miel ni otros productos derivados, entonces… ¿para qué sirven? Pues aunque no lo creas tienen más funciones de las que imaginas y su papel en el ecosistema es fundamental.

Panal de avispas. Fuente Pixabay

Lo primero que debemos saber, y que nos ayudará a entender muchas cosas, es que la mayoría de las avispas son omnívoras y tienen una dieta muy variada. Se sienten muy atraídas por los alimentos ricos en azúcares, como por ejemplo la fruta, y también por los alimentos ricos en proteínas, razón por la que se sienten atraídos por nuestros bocadillos de atún o de carne. Y es su dieta la que les lleva a cumplir las siguientes funciones:

Control biológico de plagas

Las avispas son las depredadoras naturales de determinados insectos por lo que ayudan a mantener sus poblaciones bajo control. Normalmente es la avispa hembra la que sale del avispero en busca de alimento paralizando a sus víctimas con su poderosa picadura, masticándola en el sitio y transportando los restos al avispero para que se alimente el resto de la colonia. Por lo tanto, actúan como controladoras de plagas en la naturaleza, y también en nuestros cultivos y plantas. Unos de sus alimentos favoritos son pulgones, arañas y orugas. Gracias a las avispas, estos insectos no arrasan los cultivos de los que nos alimentamos.

Polinización

Al igual que las abejas, algunas avispas se alimentan de néctar siendo principalmente el macho de la especie el que va a visitar regularmente las flores para obtener este preciado manjar. De esta forma, poliniza las flores haciendo posible la producción de semillas y frutos.

Avispa alimentándose de nectar. Fuente Pixabay.

Expertas enólogas

Un estudio llevado a cabo en la Universidad de Florencia ha demostrado que el estómago de las avispas durante el invierno es un fantástico reservorio del hongo Saccharomyces cerevisiae, una levadura básica para la elaboración del vino, la cerveza y el pan. Esto es posible porque las avispas se alimentan de uno de sus bocados favoritos: las uvas. Al comerlas, las avispas depositan las levaduras de sus estómagos en las propias uvas, levaduras que posteriormente fermentarán el mosto para producir el vino. A su vez, las avispas alimentan a sus larvas con un regurgitado estomacal que también contiene levaduras, pasando así las levaduras de generación en generación y creando, en los estómagos de las avispas, un reservorio importante para la siguiente temporada.

Avispas alimentándose de uvas. Fuente Pixabay.

Descomposición de la materia orgánica

Se alimentan de fruta muy madura o en estado de descomposición, debido a su alto porcentaje de azucares. Por lo tanto ayudan a disgregar los restos acelerando su descomposición.