Según el diccionario de la Real Academia Española, reutilizar significa «volver a utilizar algo, bien con la función que desempañaba anteriormente o con otros fines». Y esto es algo que se ha venido haciendo desde tiempo inmemorial con un sinfín de objetos de uso cotidiano como vajilla, ropa, pendientes,… Y se hacía (y hace) simplemente porque esos objetos se fabrican con el objetivo de ser usados para la misma función infinidad de veces.

Elementos del día a día que reutilizamos cientos de veces reduciendo nuestro impacto ambiental
Hoy en día, uno de los problemas ambientales más importantes del mundo es la cantidad de residuos que generamos a muchos niveles: en casa, en el trabajo, en los desplazamientos, durante el ocio,… Para reducir la cantidad de residuos que generamos, y con ello el impacto que estos causan en la naturaleza, una de las vías es modificar ciertos comportamientos de nuestro día a día. Y uno de ellos es la reutilización.
Una reutilización entendida como el uso ilimitado de un objeto mientras cumpla su función sin caer en modas, tendencias,… que nos inciten a cambiar un objeto por el modelo nuevo aunque el que tengamos siga funcionando bien. Una reutilización entendida como alargascencia. Es decir, conseguir alargar la vida de los objetos lo máximo posible reparándolos en caso de ser necesario, intercambiándolo si no lo vamos a utilizar por otro que sí utilizaremos, o haciendo que lo utilicen otras personas alquilándoselo, prestándoselo o regalándoselo. De esta manera esa persona no tendrá que comprar ese objeto reduciéndose así la cantidad de residuos producidos y la cantidad de materia prima utilizada.
Y una reutilización entendida como una manera original de encontrar una solución (un nuevo uso para un objeto) donde hay un problema (ese objeto es un residuo). Es decir, «basura que no es basura». Donde unos ven un brick, otros ven un macetero; donde unos ven un frasco de vidrio, otros ven un vaso; donde unos ven un palet viejo, otros ven un banco;… Las posibilidades son infinitas. El límite es hasta donde tu imaginación te lleve. Y si eres poco creativo… ¡no te preocupes! Hay cientos de ideas en internet de las que te puedes copiar ya sea con residuos del contenedor amarillo, del verde, del azul,…
Así que ya sabes, cambia el «chip» y abre tu imaginación. Ayúdate a tí mismo y ayuda al Planeta reutilizando al máximo los objetos que tengas a tu alrededor. ¡Contamos contigo!