El álamo negro o chopo es uno de los árboles de los que podemos disfrutar mientras damos un paseo por la laguna de El Campillo. Esta especie crece en la ribera de los ríos, al igual que el álamo blanco del que ya hemos hablado en otra ocasión. Se trata de un árbol muy abundante en el Parque Regional del Sureste que puede llegar a alcanzar los 30 metros de altura. Su copa es amplia y alargada, de corteza oscura y resquebrajada, más clara en los ejemplares jóvenes.

De hoja caduca, sus hojas salen en primavera, son de color verde por ambos lados, de borde aserrado y con un largo peciolo. El álamo negro florece entre febrero y marzo y sus flores son pequeñas, agrupadas en amentos que cuelgan de las ramas del árbol. Las flores son unisexuales, separados en distintos árboles masculinos y femeninos. Las semillas, que se encuentran dentro de cápsulas, están provistas de penachos blancos algodonosos que son dispersadas por el viento. Algunas aves utilizan este «algodón» para construir sus nidos o hacerlos más cómodos; el caso del pájaro moscón es uno de los ejemplos más característico de su uso.

Como hemos comentado al principio estos árboles crecen en los sotos y ribera de los ríos. Crecen en suelos poco profundos con mucha humedad y en zonas con abundante luz. En la Península Ibérica están ampliamente distribuidos al igual que lo están en el Parque Regional del Sureste puesto que se trata de árboles de crecimiento rápido; aunque pueden causar problemas cuando crecen cerca de pavimentos o edificaciones debido a sus fuertes raíces. Además de su distribución natural, esta especie ha sido muy extendida como árbol ornamental.

Ahora que lo conoces sólo te falta venir a pasear por el Parque Regional del Sureste para identificar y disfrutar de esta especie de árbol.
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