Es en este mes cuando el otoño entra de lleno en El Campillo gracias a las lluvias y la bajada de temperaturas. El cielo se cubre de nubes oscuras, aparecen los charcos en el camino, la niebla de vapor surge de la laguna las mañanas de los días despejados y el entorno cambia de color.
Los colores típicos del otoño están en todo su esplendor y son los momentos de sol tras las lluvias los mejores para disfrutarlos. De hecho a final de mes, los árboles empiezan a desnudarse y el camino que da acceso a nuestro centro empieza a llenarse de las hojas caídas. Son las hojas de los árboles del bosque de ribera (fresnos, álamos blancos , álamos negros, olmos, sauces) los que se tiñen de amarillo, naranja y marrón cayendo al suelo dejando paso a la yemas de las que saldrán las flores a finales del invierno. Por su parte, las aromáticas como el romero y el tomillo o árboles como los pinos, debido a su carácter perenne, permanecen iguales. De hecho, en los romeros podemos ver las últimas flores procedentes de su segunda floración a finales del verano o principios del otoño. Mientras tanto, la vegetación palustre ha comenzado a secarse perdiendo poco a poco su verdor.
En lo relativo a la fauna, las aves invernantes ya han comenzado a venir. Las gaviotas y los cormoranes ya empezaron a dejarse ver desde octubre. Las primeras abarrotan la laguna desde media mañana; y los segundos secan sus alas en las ramas de algún árbol. Entre tanto, las anátidas, los patos cucharas y los ánades frisos, ya pueden verse nadando en el agua buscando comida. Además, surcando el cielo y avisando con su sonoro trompeteo gru gru gru, podremos ver a las grullas en migración en grandes bandos que pueden llegar a los cientos de individuos.
Las aves residentes, aunque permanecen durante todo el año, también sufren cambios ya sea en su comportamiento y/o coloración. Es el caso del somormujo lavanco que ya perdió su coloración nupcial, y el de los pollos de diferentes especies que nacieron en primavera, que en algunos casos, ya no se distinguen de los adultos de su especie. Por su parte, las fochas, cambian su comportamiento pasando de defender sus territorios de cría a formar grandes grupos en las zonas menos profundas de la laguna y cercanas a la vegetación. Entre las rapaces que permanecen en territorios del sureste y fáciles de ver durante este mes se encuentra el milano real que aumenta su población gracias a individuos invernantes del norte de Europa aumentando su visibilidad.
En cuanto a otros grupos animales, con la llegada del frío disminuyen mucho su actividad y número, sobre todo insectos y reptiles que pasan estos meses mas desfavorables enterrados o escondidos. Sin embargo, aún nos hemos podido ver volar alguna libélula o cruzarnos con algún escarabajo de manera esporádica. Entre los mamíferos, de lo que seguro que podremos disfrutar es de la búsqueda de huellas en los alrededores de los charcos, entre otras, de los jabalís.

Huellas de jabalí en una zona embarrada de nuestro recinto.
¿Te hace falta alguna razón mas para venir a visitarnos durante este mes?