Si eres aficionado a la naturaleza, seguramente tengas unos prismáticos en casa. Y, si no los tienes, casi con total seguridad en alguna actividad o evento de observación de fauna al que has acudido has tenido la oportunidad de utilizar alguno. De una manera u otra, a todos nos ha pasado que las primeras veces que los hemos utilizado no les hemos sacado el provecho deseado o la experiencia no ha sido tan satisfactoria como esperábamos porque, aunque no son difíciles de utilizar, siempre cuesta las primeras veces.

Para sacarle el máximo provecho lo primero que has de hacer es colgarte los prismáticos en el cuello. Aunque los tengas bien sujeto con las manos, nunca sabes lo que puede pasar por lo que lo mejor es colgártelo en el cuello para evitar accidentes. Y ya que los tienes colgados, aprovecha para ajustar la correa de manera que queden a la altura del pecho y a limpiarlos si tienen alguna mancha en las lentes para que no interfiera en el avistamiento. A continuación, y sin el uso de los prismáticos (es decir, a simple vista), hay que localizar el animal en cuestión que queremos observar con los prismáticos. Una vez localizado, tenemos que buscar puntos de referencia que nos sitúen al animal en el espacio: encima la copa de un árbol, tras una rama sin hojas, debajo de una roca de cierto color, delante de una zona con arbustos… Ten en cuenta que cuando mires por los prismáticos tu campo visual disminuye drásticamente y no tendrás al animal en cuestión directamente en tu campo visual por lo que tendrás que localizarlo y lo harás a través de estos puntos de referencia.

Una vez que sabes dónde está el “bicho”, coge los prismáticos lateralmente con tus dos manos en su parte media de manera que el dedo índice de la mano derecha se sitúe encima de la rueda de enfoque. Fíjate que en el ocular derecho (según coges los prismáticos) hay un +, un – y un 0. Es el ajuste de las dioptrías y debería estar en el 0. Ahora acércate los prismáticos a los ojos por la zona de las pupilas oculares (las lentes pequeñas). ¡No hay que pegárselos del todo! Normalmente las lentes quedarán como a 1 cm de nuestros ojos. Intenta que los codos queden cerca de tu cuerpo, y no abiertos, así evitarás cansancio en tus brazos. Ahora, lo que tendrás que hacer es ajustar los oculares para que cada ojo coincida con cada uno de ellos. Cierra o ábrelos por su eje longitudinal hasta que, mirando por ellos, solo tengas un círculo visual. ¿Lo tienes? Es el momento de enfocar para ver con nitidez el objetivo. Tan solo hay que mover la rueda de enfoque hasta que deje de verse borroso el objeto a enfocar. En caso de que tengas miopía deberías ajustar las dioptrías. Para ello, mira por los prismáticos; cierra el ojo derecho y enfoca con el izquierdo con la rueda de enfoque. Luego cierra el izquierdo y ajusta las dioptrías para el ojo derecho hasta que veas perfectamente. A partir de ahora solo hace falta que muevas la rueda de enfoque. Si tienes astigmatismo (o una miopía importante), déjate las gafas puestas para mirar por los prismáticos, saca los anillos de goma de los oculares y pon las dioptrías a 0.
Si ya ves nítido, es el momento de localizar al animal gracias a las referencias observadas antes de “ponernos” los prismáticos. ¿Aun así no lo localizas? No te preocupes. Quítate los prismáticos, vuelve a localizarlo (igual se ha movido y/o cambiado de sitio) y vuelve a tomar referencias. Repite el proceso y seguro que lo localizas. ¿Localizado? Enfoca hasta que lo veas perfecto. En el caso de que no veas nada a simple vista, siempre puedes ponerte los prismáticos y hacer un barrido para localizar a los animales mirando a través de los prismáticos directamente. ¿Cuántas especies serás capaz de avistar? ¡Suerte!