Espantalobos (𝘾𝙤𝙡𝙪𝙩𝙚𝙖 𝙝𝙞𝙨𝙥𝙖𝙣𝙞𝙘𝙖)

Entre la vegetación que está presente en el Parque Regional del Sureste se encuentra el espantalobos (𝘾𝙤𝙡𝙪𝙩𝙚𝙖 𝙝𝙞𝙨𝙥𝙖𝙣𝙞𝙘𝙖) , o también conocida como espantazorras, garbancillo o sonajas. El origen etimológico de la palabra Colutea (nombre del género al que pertenece) deriva de un vocablo griego que alude a sus característicos frutos y al ruido que producen al entrechocar cuando las ramas son movidas por el viento. De hecho, el nombre común de la especie, espantalobos, hace alusión a que el ruido provocado por las vainas secas con sus semillas se decía ahuyentaban a los lobos.

Pertenece a la familia de las fabaceas o leguminosas, con lo que realizan la fijación de nitrógeno, y es un endemismo de la Península Ibérica extendido por el centro, sur y este de España. Crece en suelos calizos y margosos, claros de encinares, quejigares y coscojares sobre calizas, margas calizas, margas yesíferas e incluso yesos. También en matorrales y pastizales heliófilos mediterráneos, atochares, aulagares, romerales, pitanares, efedrales, tomillares, etc. En el Parque Regional del Sureste se encuentra en los páramos calizos donde existen aún vestigios de la vegetación que debió existir antes de que el hombre interviniese el medio.

Se trata de un arbusto que puede alcanzar hasta 3 metros de altura, de hojas caducas, alternas y compuestas por 3-7 pares de foliolos enfrentados, más uno terminal (imparipinnadas). Florece en los meses de verano y presenta inflorencencias con 2 a 5 flores amarillas con venas muy finas de color rojizo en el estandarte.

La polinización se realiza por insectos y es una planta melífera. El fruto es una legumbre globosa en la madurez, de 4 a 8 cm de longitud x 2 a 3 cm de grosor, que da la sensación de estar inflada y de aspecto papiráceo, es decir, como el papel, tan característica como inconfundible y típica del género. Dentro presenta numerosa semillas de color negruzco.

Este bello arbusto es la planta nutricia de las orugas de las mariposas diurnas (Ropalóceros) Iolana iolas (especie protegida) y Lampides boticus; y también de otras mariposas nocturnas (Heteróceros). A pesar de ser la planta nutricia de un lepidóptero protegido en la Comunidad de Madrid, ni esta especie ni su hábitat gozan de protección.

En cuanto a sus usos tradicionales, las semillas de esta planta han sido usadas por sus propiedades eméticas y sus hojas y frutos tienen propiedades purgantes. Además, es utilizada en jardinería para frenar la erosión.

Fuentes:

https://www.comunidad.madrid/servicios/urbanismo-medio-ambiente/anuario-biodiversidad-espacios-naturales-protegidos-sur-comunidad-madrid

http://www.rjb.csic.es

http://www.floraiberica.es

http://www.arbolapp.es

AUTOGUIADO «EL CAMPILLO»

Te damos la bienvenida al itinerario autoguiado del recinto del Centro de Educación Ambiental El Campillo. Aquí encontrarás elementos interpretativos que te ayudarán a descubrir los valores ambientales, históricos, y culturales de esta región. Nos encontramos en un entorno privilegiado donde la naturaleza se mezcla con la arqueología y con las tradiciones de otras épocas que todavía perduran ¿Te apetece conocerlo? ¡Empezamos!

Continuando el camino encontrarás en primer lugar el Bosque-cole. Se trata de un bosque de repoblación que nace de la idea de incluir a los más pequeños en el proceso de cuidado y restauración del Parque Regional del Sureste. Todos los árboles y arbustos que podéis observar en la plantación han sido repoblados en colaboración con los centros educativos que nos visitan a diario. Tras realizar una senda interpretativa con actividades integradas que muestran la importancia de los bosques, las especies presentes en El Campillo y el respeto por los mismos, así como la necesidad de preservarlos, se procede a su plantación. El bosque resultante nos ofrece un mosaico de especies arbóreas y arbustivas autóctonas representativas de los diferentes ecosistemas del sureste madrileño. En el mismo podemos encontrar: encina, coscoja, pino carrasco, taray, cornicabra, regaliz, majuelo, escaramujo, jara, lúpulo y madreselva.

Vuelve al camino principal y a continuación dirígete hacia el observatorio de fauna. Entra en silencio y sin hacer ruido… ¡así tendrás más opciones de observar algún animal! Siéntate, disfruta y mira a través de sus ventanas. Puede que al llegar no veas nada pero, se paciente, espera y seguramente en pocos segundos, si eres observador, verás algunas de las especies más comunes. Para ayudarte a identificarlas, tienes encima de la ventana un pequeño panel con dibujos identificativos. ¿Adivinas qué especies has visto?

Al salir gira a tu izquierda y te encontrarás ante una representación de un poblado de los primeros asentamientos humanos de la zona. Estas cabañas muestran cómo vivían las personas hace 4.000 años y pertenecen al Calcolítico (que proviene del griego y significa “chalko” = cobre y “lithos” = piedra) o Edad del Cobre. Este período de la prehistoria se caracteriza por sus grandes avances porque es cuando surge la metalurgia (hay fundición) y las piedras dejan de ser utilizadas al descubrir que el cobre era un material mucho más resistente y funcional. Estas cabañas se construían, generando la estructura de paredes y tejado encajando troncos en forma de vigas, trenzando seguidamente ramas más flexibles y acabando las paredes con adobe (una mezcla de barro y paja con los materiales que encontraban en la zona). En último lugar, se cubría el techo con ramas de taray, escoba u otro tipo de vegetación que estuviera al alcance.

Dejando las cabañas a tu espalda, baja por el camino siguiendo las indicaciones y llegarás a la Huerta Calamón, un lugar multifuncional donde dedicamos espacio tanto a la agricultura como al disfrute estético, pero sobre todo al aprendizaje. En nuestra huerta encontrarás espacios variados donde plantamos hortalizas, frutales, plantas culinarias, especies beneficiosas para la salud, plantas que atraen insectos polinizadores, y también elementos decorativos y graciosos adornos diseñados en nuestros talleres por el público que nos visita. En nuestra huerta didáctica se siguen los principios de la agricultura ecológica; cultivamos fomentando el uso de variedades tradicionales, haciendo asociaciones beneficiosas entre las plantas y rotaciones de cultivo, realizamos nuestro propio compost y fomentamos la fauna auxiliar con flores, plantas melíferas, y hoteles de insectos. Los fines de semana se realizan actividades familiares a las que puedes apuntarte y los grupos escolares lo visitan entre semana, pero si vienes por libre podrás disfrutarlo cualquier día. Y recuerda: la huerta está trabajada con mucho esfuerzo y cariño, por favor, no te lleves sus frutos, y así podremos llevar a cabo más proyectos educativos. 

Si sales de la huerta y subes hacia la izquierda te encontrarás la recreación a tamaño real de una hembra y su cría de la especie Elephas antiquus (o Palaealoxodon antiquus). Este elefante, antepasado directo de los elefantes actuales, vivió en la Comunidad de Madrid desde el Pleistoceno medio hasta el Pleistoceno superior, es decir, desde hace unos 775.000 años hasta hace 126.000 años aproximadamente, durante un periodo interglaciar en el que el clima era templado y predominaba un ecosistema boscoso. 

Estos elefantes llegaron a medir 4,5 metros de altura y a pesar más de 5 toneladas. Las defensas en los elefantes, conocidos generalmente como “colmillos”, podrían llegar a medir 3,5 metros en los machos. Estas defensas no son los colmillos, sino incisivos muy desarrollados que cumplen una función defensiva y alimenticia.

Los restos de esta especie fueron encontrados en 1971 en el yacimiento de Áridos, en las terrazas del Jarama, muy cerca de la Laguna de El Campillo. El yacimiento data de hace 400.000 años y se dividió en dos zonas en las que se encontraron los restos de una hembra de unos 35 años de edad (Áridos I) y a 150 metros de este, los restos de un macho de unos 45 – 50 años (Áridos II), cuyos huesos fosilizados se pueden visitar en el Museo Arqueológico Regional en Alcalá de Henares. Además, en el municipio de Ciempozuelos se encontró la mandíbula de un juvenil de esta especie de elefante de entre 6 y 10 años.

Si vuelves al camino encontrarás la entrada del edificio del Centro El Campillo sutilmente camuflado en el entorno. Se construyó en el año 2.000 teniendo en cuenta las condiciones climáticas, aprovechando los recursos disponibles (sol, vegetación, viento, precipitaciones…) y buscando la adecuada orientación, la disminución del impacto ambiental y paisajístico y el menor consumo energético. Una vez dentro, podrás visitar los diferentes espacios que esconde: 

  • Zona de información general
  • Exposición permanente “Con el Parque: Los valores del Parque Regional del Sureste”
  • Exposiciones temporales
  • Sala de proyecciones
  • Salón de actos
  • Biblioteca de consulta
  • Exposición “Renueva tu energía”

Al abandonar el edificio y continuar por el camino que indica la salida del recinto verás unas vías de tren a la izquierda pertenecientes al Tren de Arganda. El trazado de este histórico ferrocarril fue inaugurado en el siglo XIX debido a la importante producción vinícola de Arganda, la explotación de canteras y sus relaciones comerciales con Madrid.

El primer tramo de sus estrechas vías recorría Madrid, desde el hospital Niño Jesús, hasta Arganda. 

A lo largo de los años se van ampliando tramos llegando a alcanzar, en su máximo recorrido,  Alocén (provincia de Guadalajara). El itinerario proyectaba llegar hasta Caminreal (Teruel), pero debido a la construcción del pantano de Entrepeñas, se procedió al desmantelamiento de las vías, quedando únicamente un tramo entre Vicálvaro y Morata de Tajuña (al sureste de Madrid).

Este tren ha pasado por múltiples cometidos como traslado de viajeros, transporte de delicias del sureste hacia la capital o acarreo de materiales de construcción de las graveras del Valle del Jarama a la fábrica de Cementos Portland. Durante su época de porte de pasajeros, se acuñó la popular frase: “El tren de Arganda, que pita más que anda”, ya que, debido a sus características técnicas, este tren alcanzaba alrededor de los 60 km/h únicamente.

En 1997 se acuerda suspender el tráfico de mercancías y se planea construir un medio de transporte público que conecte Rivas y Arganda con Madrid, a la vista de la ausencia de transportes ferroviarios, de la saturación de la carretera de Valencia y la perspectiva del fuerte incremento de demanda. De esta manera, en abril de 1999 se inaugura la ampliación de la línea 9 de Metro hasta la estación de Arganda del Rey, siguiendo buena parte del trazado del antiguo Tren de Arganda. 

Desde ese momento, la Asociación Vapor Madrid solicitó que se conservara un pequeño tramo del trazado original, desde La Poveda (donde hay un museo ferroviario) hasta la Laguna del Campillo, para así poder realizar exhibiciones con material original restaurado, durante todos los domingos de otoño y primavera.

La última parada del recorrido corresponde a la “Charca de anfibios”. Aunque puede albergar más fauna, está creada y diseñada para fomentar la presencia de estos animales, uno de los grupos de vertebrados más antiguos de la Tierra (apareciendo durante el Carbonífero, hace 350 millones de años aproximadamente) y cuyo ciclo vital depende completamente del agua.

Es en el medio acuático donde realizan sus puestas debido a que sus huevos, al contrario que pasa en reptiles y aves, no poseen una capa calcárea que les proteja de la desecación por efecto del sol. Además, de esos huevos salen los renacuajos que vivirán en el agua hasta que se produzca su metamorfosis total para transformarse en adultos.

Esta dependencia hace necesaria la presencia de láminas de agua para poder promover la presencia de estos animales. (A continuación el siguiente párrafo).

Desde El Campillo, se ha apostado por la creación de este tipo de charcas para promover la biodiversidad de anfibios, en consonancia con los objetivos del proyecto de Arco Verde de la Comunidad de Madrid, siendo El Campillo parte integrante de este proyecto.

Uno de los beneficios que nos aportan los anfibios es su gran consumo de insectos, y su consecuente regulación de plagas. Los anfibios también son uno de los mejores indicadores de calidad ambiental de un ecosistema.

Con esto damos por finalizada la visita autoguiada por el C.E.A. El Campillo.

¡¡¡Esperamos que hayas disfrutado del recorrido!!!

¿Qué es la fenología?

Como ya os contamos, en el mes de septiembre, estrenamos en nuestro mirador la exposición temporal “El Campillo a través de las estaciones” , una muestra fotográfica cuyo objetivo fue plasmar los cambios que se pueden observar en los alrededores de nuestra laguna durante el año. A raíz de eso hemos querido profundizar más en el tema y dar a conocer la ciencia que estudia este proceso de transformación natural del paisaje, la fenología.

Cartel promocional del proyecto fotográfico.

La Real Academia Española (RAE) la define como “El estudio de los fenómenos biológicos en relación con el clima, particularmente en los cambios estacionales». Otras fuentes la describen como «la ciencia que estudia cómo las condiciones climáticas afectan a los ciclos de vida de los seres vivos, mediante un proceso de observación directa del entono«.

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Integrante del CEA El Campillo realizando fotos de los cambios en el paisaje.

Es por tanto una ciencia multidisciplinar que nos permite estudiar y evaluar los efectos de las variaciones climáticas y los mecanismos de adaptación de las especies frente a estos cambios, para después aplicar dichos conocimientos a otros ámbitos como la agricultura.

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El mecanismo de estudio se basa, como hemos mencionado antes, en la observación directa de las variaciones en los ciclos biológicos de animales y plantas, tales como cambios en los crecimientos y coloración estacional de árboles y arbustos o las migraciones de las aves. Estas transformaciones sirven para describir las fenofases o fases fenológicas. Al mismo tiempo, se toman una serie de datos (colores, altura, peso, localización, etc.) y se registra la fecha en la que se observan los cambios, a esto se le denomina dato fenológico o fenodato.

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Para conseguir que las observaciones tengan rigor científico es importante que se realicen series temporales largas que permitan evaluar bien los cambios, que sean homogéneas (preferiblemente que sean del mismo individuo y en el mismo sitio), validadas y que los registros de los mismos fenómenos estén bien distribuidos geográficamente por el territorio para evitar que sean casos aislados.

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Fotografías del mismo punto de la Laguna Campillo en las cuatro estaciones del año: invierno, primavera, verano y otoño.

En cuanto a las aplicaciones de la fenología, una de las principales es el estudio y la evaluación de los efectos del cambio climático sobre los seres vivos y su relación con la capacidad que tienen para adaptarse a la inestabilidad climática. También se usa para mejorar la gestión, el rendimiento y la productividad de los cultivos, ya que se conoce mejor que época es más apropiada para abonar, si se debe regar más o menos, o cuándo se debe podar. En el caso de las aves es útil para localizar o construir refugios para que puedan anidar y garantizar su éxito reproductivo y facilita los estudios de poblaciones ya que se obtiene información sobre su ciclo reproductivo, sus migraciones, etc.  Otra aplicación es la de analizar las interacciones de unos seres vivos con otros y cómo, si se modifica el ciclo de vida de una especie, afecta a la otra.

Fuentes:

Gaviotas en el Campillo

Son muchos los visitantes que se sorprenden cuando caminando por la senda, divisan una gran mancha de puntos blancos y grises en el centro de la laguna. Y son muchos también los que se acercan preguntando qué son y la respuesta es desconcertante… son ni más ni menos que gaviotas. 

Juveniles de gaviotas en Galicia.

Históricamente las gaviotas son aves principalmente marinas, pero en los últimos años han ido colonizando nuevos territorios hasta llegar a Madrid. En El Campillo hemos identificado varias especies de gaviota, las más abundantes son reidora y sombría y en menor medida patiamarilla y tridáctila.

La primeras en cambiar la costa por el interior fueron las gaviotas reidoras. Son aves de pequeño tamaño, comparadas con el resto de las de su especie,  de color gris en la parte dorsal y blanca en la parte ventral, con una mancha de color marrón oscuro en la cabeza durante la época reproductora, la cual queda reducida a una pequeña mancha auricular el resto del año.

Gaviota reidora (Chroicocephalus ridibundus). Fuente SEO/BirdLife

Más tarde aparecieron gaviotas sombrías, las cuales gracias a su versatilidad y capacidad de adaptación, han conseguido conquistar buena parte del territorio que antes dominaban las gaviotas reidoras. Son de tamaño considerablemente más grande que las demás y son de color blanco con el dorso en gris oscuro. Destacan sus patas, pico e iris que son de color amarillo brillante y además presentan un anillo ocular rojo muy característico.

Gaviota sombría (Larus fuscus). Fuente SEO/BirdLife

Ambas especies son coloniales y es frecuente verlas formando grandes grupos cerca de lugares donde abunde el alimento, tales como humedales y vertederos. En el caso de las sombrías suelen invadir colonias de otras especies de gaviotas y robarles los huevos y los pollos.

¿Pero por qué aparecieron estas aves en Madrid? Normalmente las poblaciones migran desde sus zonas de cría en Europa hasta nuestro país, y cada vez son más las que eligen las zonas interiores donde obtienen comida regularmente. En las últimas dos décadas, en Madrid, se han llegado a superar los cien mil individuos en los meses de invierno.

Una bandada de gaviotas en un tramo del río Manzanares a su paso por Madrid. (Foto: Kike Rincón)

El principal motivo de su llegada a la capital es la gran capacidad que tienen para adaptarse y aprovechar las ventajas que les ofrecen los vertederos de residuos que se sitúan cerca de las grandes ciudades. Otra de las razones parece estar en la renaturalización del río Manzanares, estas aves se posan en el río a descansar y usan su cauce como vía que conecta sus zonas de alimentación diarias en el sur y sureste de Madrid, como es el caso del Parque Regional del Sureste, y los principales dormideros del norte, como son los embalses de Guadalix y Santillana.

Como ocurría en el caso de las cigüeñas blancas, la mayoría de las que vemos en la capital son poblaciones invernantes que no crían aquí, pero también hay una parte de la población joven que decide quedarse y pasar el resto del año en los humedales y ríos de la capital.

Fuentes:

Aves de España. Eduardo de Juana y Juan M. Varela.

Seo/BirdLife

https://www.larazon.es/madrid/20200203/7qs5rlwiwfg5bki26ovpqt5z54.html

https://www.madridiario.es/440884/fauna-aves-renaturalizacion-manzanares