¿Qué es la niebla de vapor?

Algunas de las frías mañanas otoñales e invernales podemos observar en los valles del Parque Regional del Sureste un curioso fenómeno que nos hace tener una sensación fantasmagórica. Una ligera o espesa bruma (depende del día) flota sobre la superficie de las lagunas y los ríos dándole un aspecto que recordamos haber visto en alguna película.

No se trata de humo, sino de vapor de agua. Y este fenómeno es conocido como nieblas de vapor. La niebla es un fenómeno meteorológico causado por la sobresaturación húmeda del aire, de modo que ya no puede contener más vapor y se forman gotas de agua que quedan suspendidas.

En el caso de las nieblas de vapor, estas suceden cuando el aire frío se mueve sobre agua cálida. Es en estos momentos cuando se produce evaporación desde la superficie del agua, elevándose este vapor y mezclándose con el aire frío de arriba. Entonces, el aire se satura formándose la condensación con apariencia de vapor, dándole el nombre a estas nieblas.

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Esto sucede porque la temperatura del agua de las lagunas sufre variaciones estacionales, de manera que el agua en verano aumenta su temperatura, y en otoño e invierno va descendiendo progresivamente.

Es por eso que la niebla de vapor se produce generalmente sobre la superficie de los lagos y ríos en otoño e invierno, cuando el agua aún esta más caliente que el aire.

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Seguramente todavía quedan días para disfrutar de este fenómeno. Así que si te gusta madrugar no dudes en venir a contemplarlo.

Fuentes:

http://meteobasica.blogspot.com/2010/11/nieblas.html

https://tierracharra.blogspot.com/2011/10/niebla-de-vapor.html

https://www.vistaalmar.es/medio-ambiente/fenomenos-naturales/3750-espectacular-niebla-de-vapor-en-los-grandes-lagos.html

http://cidta.usal.es/cursos/agua/modulos/conceptos/uni_03/u4c1s1.htm

Solsticio de invierno

Ya de lleno en diciembre, con adornos de Navidad por todos lados, turrones en las casas esperando a ser abiertos, abrigos de los que no nos separamos… huele a invierno, ¿no? ¡Claro! es que está a punto de llegar. La semana que viene, el miércoles 21 antes de las 12 del mediodía, podremos decir que estamos en invierno.

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Invierno en el reciento del Centro El Campillo.

Y, como sabréis, el comienzo del invierno en el hemisferio norte se da con el solsticio hiemal, que suele ser alrededor del 21 de diciembre. Los solsticios no ocurren exactamente a la misma hora ni el mismo día cada año, debido a la inexactitud del periodo de traslación de la Tierra, que en realidad tarda un poco más de 365 días en dar una vuelta alrededor del sol ( y por ello existen los años bisiestos cada 4 años).

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Gaviotas alzando el vuelo en la Laguna El Campillo

La palabra solsticio viene del latín solstitium, que significa sol quieto, estático, situación que se da dos veces al año y coinciden con los dos momentos en los que sol alcanza su mayor o menor altura respecto de la Tierra. Y se dice que el sol está inmóvil porque durante algunos días su altura máxima al mediodía no cambia.

En el caso del solsticio de invierno en el hemisferio norte, es el momento en que alcanza su menor altura y coincide, por tanto, con la noche más larga del año y el día más corto. En este momento el sol se encuentra sobre el trópico de Capricornio. Esta noche llega a durar más de 14 horas en España y 24 horas en el polo norte.

Además de la explicación científica y astronómica, los solsticios han estado ligados a diversas celebraciones desde tiempos históricos. Festividades como la romana Saturnalia, que duraba una semana, el Festival de Juul en Escandinavia, la Ceremonia de Hopi Soyal en América del Norte, y otras muchas en ambos hemisferios. En el hemisferio sur muchas de estas festividades celebran la «llegada» del sol, que «gana» a la noche para alargar los días y permitir la productividad de la tierra.

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Árbol y hoja de álamo blanco (Populus alba)  en invierno en el recinto del Centro El Campillo

Aquí, en el Centro El Campillo, esperamos impacientes que llegue la noche del 21 de diciembre para poco a poco volver a disfrutar de la ampliación de los minutos, y después de las horas, de luz del día con todo lo que ello conlleva: más horas de observación de la naturaleza, disfrutar del amanecer y todo su movimiento en la laguna… y, sobretodo, ¡el ahorro energético!

Fuentes

Febrero en El Campillo

Desde pequeños nos enseñan que la primavera es la estación de las flores, la época de cría de los animales e incluso, para muchos, la estación más bonita del año. Pero la primavera no sería primavera sin invierno. Y este año 2015 la primavera no llega hasta el 20 de marzo. Entonces… ¿por qué pueden verse flores desde febrero en el Parque Regional del Sureste?

Si bien todas las cosas que sabemos de la primavera son ciertas, no dejan de ser una generalidad y, como en todo, hay particularidades. Los que hayáis tenido la suerte de pasear por el Parque Regional del Sureste este último mes habréis podido comprobar como la naturaleza se prepara durante el final del invierno para estar lista para la primavera.

Las especies arbóreas más representativas del bosque de ribera en el tramo del río Jarama que abraza la laguna de El Campillo (el álamo blanco, el álamo negro, el fresno y el olmo) comenzaron a salir de su «letargo» invernal en febrero. Fue en este mes cuando empezaron a asomar las yemas reproductoras en sus ramas desnudas (al ser especies de hoja caduca) y, a continuación, las flores. Lo más curioso y llamativo de todo este proceso es que aparecen antes las flores que a las hojas.

Las flores del olmo son muy pequeñas (miden solo unos 0,5 cm), presentan un pedúnculo corto y se encuentran agrupadas en ramilletes purpúreos.

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Ramilletes de flores presentes en los olmos.

Por su parte, las flores del fresno son un poco más tardías y, aunque empiezan a desarrollarse mucho en este mes, tardarán un poco más de tiempo en estar en su plenitud.

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Detalle de las flores del fresno.

En cuanto a las especies de álamos, es el álamo blanco el que más prisa parece tener, ya que a finales de febrero presenta en muchos de sus individuos los amentos (racimos colgantes) completamente desarrollados repletos de “micro” flores casi imperceptibles a simple vista.

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Evolución de las yemas de los álamos blancos, desde que aparecen hasta que florecen.

Por su parte, el álamo negro, aunque sigue un curso casi idéntico a su primo el blanco, es un poco más tardío y en febrero no se pueden observar nada más que sus yemas (salvo alguna excepción).

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Ramas de álamos negros repletas de yemas.

En ambos casos son más llamativos los amentos masculinos al presentar sus flores un color rojizo.

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Álamo blanco repleto de amentos.

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Detalle de los amentos del álamo blanco.

Junto a estos árboles ribereños, crecen en la vereda del camino algunos almendros cuyas flores son más grandes y llamativas que las de los otros árboles presentes. Si bien la mayoría solo presentaba un par de flores a finales de febrero, alguno ya tenía más de la mitad de sus ramas floridas.

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Evolución de las yemas de los almendros desde su aparición hasta la formación de la flor.

Y es así como empieza la primavera, a finales del invierno. Así que cuando salgas al campo, abre bien los ojos y no pierdas detalle de lo que pasa en cada mes en la naturaleza.