Una de las especies de reptil más popular y conocida que podemos encontrar entre el bosque de ribera y bosque mediterráneo, márgenes de cultivos, o en los cortados yesíferos del Parque Regional del Sureste es el mayor lagarto de Europa. Un lagarto que puede alcanzar los 70 cm desde la cabeza hasta la punta de la cola y cuyo nombre científico es Lacerta lepida, aunque recientemente se le conoce también como Timon lepidus.
Tiene una cabeza grande y triangular, patas gruesas y fuertes, garras largas y curvadas. La coloración y el diseño varían con la edad, el sexo y la procedencia geográfica, pero en rasgos generales, es de color verde, con abundantes manchas amarillentas y negras, aunque algunas veces también puede llegar a ser de color gris o marrón, en especial la cabeza y la cola en las hembras. En los costados presenta unas manchas de forma redondeada, llamadas ocelos, siendo de mayor tamaño en los machos y más marcados en época de celo. Los jóvenes tienen manchas blancas o amarillo claro y ocelos azules en los flancos, siempre suelen estar rodeadas de escamas más oscuras que el resto.
Habita en el noroeste de Italia, el sur de Francia y en la mayor parte de la Península Ibérica, excepto en las zonas más húmedas de la cornisa cantábrica y en las áreas de alta montaña. Como ya hemos comentado, lo encontramos en gran variedad de entornos, pero siempre elige los rincones más cálidos y soleados.

Mapa de distribución del lagarto ocelado. Fuente: Atlas y Libro Rojo de los Anfibios y Reptiles de España
La mejor época para verlo es en primavera, cuando despierta de su larga siesta invernal. Presenta actividad diurna y se mueve con gran rapidez entre la vegetación, incluso puede trepar los árboles. Suele refugiarse bajo piedras, en agujeros de muros, en madrigueras que cava él mismo o que han sido abandonadas por conejos y roedores, y particularmente, le gusta mucho estar en la compostera de nuestro Huerto Caracol.
Se alimenta de diferentes tipos de insectos, sobre todo escarabajos, y algunos frutos como la zarzamora. Los vertebrados solo suponen una parte insignificante de la dieta de algunos ejemplares adultos.
Las parejas de lagartos ocelados permanecen unidas todo el año y son muy territoriales. El apareamiento resulta bastante violento pues el macho y la hembra se muerden entre sí. La hembra realiza excavaciones para preparar el nido en el que posteriormente hará una única puesta al año y el número de huevos varía entre 7 y 25, dependiendo, en buena medida, del tamaño de la hembra. Hacia el final del verano nacen las crías que tardan unos tres años en conseguir la madurez sexual.
Las rapaces son su principal depredador, siendo también alimento para otras especies, como las cigüeñas, las garzas o incluso los alcaudones. Aunque no es una presa fácil, ya que es rápido, ágil y tiene fuertes uñas y potentes mandíbulas, ademas utiliza la maniobra de distracción de «abandonar la cola», con la capacidad de regenerarla a razón de dos milímetros diarios.
El lagarto ocelado es una de las piezas fundamentales dentro del ecosistema. Por esto es muy importante proteger las poblaciones y el medio donde viven estos reptiles de amenazas, como por ejemplo, la sustitución de los campos de cultivo por urbanizaciones. ¿Cómo podemos ayudar nosotros en la conservación de esta especie? Pues con sencillos gestos como no mover las rocas de su sitio, puesto que podrían ser lugares que utilice como refugio; o si vas en bicicleta circular con precaución para evitar atropellos.
Fuentes:
- Enciclopedia virtual de los Vertebrados Españoles (Sociedad de Amigos del MNCN – MNCN – CSIC)
- Guía de fauna del Parque Regional del Sureste
- Fauna ibérica
- Guadarramistas Editorial

