Como vino avisando en los meses anteriores (febrero y marzo), la primavera terminó llegando y coloreando el camino de la laguna y el bosque de ribera. El verde de las sámaras de los olmos y los amentos de los chopos se transformó en el verde de las hojas, y el blanco de las flores de los almendros se transformó en el blanco de la “pelusa” de los chopos y de las flores de los majuelos.
Las hojas del álamo blanco, álamo negro, los fresnos, los almendros, las sauces y los olmos terminaron por desarrollarse quedando todas sus ramas cubiertas por ellas.
Los amentos femeninos de los álamos blancos desarrollaron las semillas y cubrieron el camino con ese algodón característico que para muchos niños es como «si hubiese nevado». Ese algodón, que no es el polen como mucha gente cree, son las semillas. De hecho, si os fijáis bien en ese algodón podréis ver puntos más oscuros. Esos puntos son las semillas. El algodón es un «paracaídas» que tiene la semilla para dispersarse con el viento.
Como en los chopos, los frutos del resto de especies arbóreas siguieron desarrollándose. La mayoría de los almendrucos ya han alcanzado un tamaño considerable y las sámaras de los olmos maduraron a principio de mes, cambiando de color, y cubriendo sus alrededores cuando caían.
También llegó el turno de las flores de las jaras. El romero macho, con hoja muy parecida a la del romero, se diferenció de este con sus flores blancas. Y la estepa blanca nos volvió a sorprende con sus flores rosas.
Y abril trajo consigo también una de las mayores sorpresas del Parque Regional del Sureste, la floración de las orquídeas de las que podemos encontrar, entre otras, Ophrys sphegoedes.
La primavera te espera en el Parque Regional del Sureste. ¡Ven a descubrirla!


























