Carbonero común (𝘗𝘢𝘳𝘶𝘴 𝘮𝘢𝘫𝘰𝘳)

Hoy hablamos de una especie de párido que podremos encontrar por toda la Península Ibérica siempre y cuando haya presencia de árboles y oquedades donde poder refugiarse y anidar. Se trata del carbonero común, un ave sedentaria y que resulta habitual prácticamente en cualquier tipo de bosque, encinares, pinares, bosques de ribera, huertos, parques urbanos… Bastante adaptado a la presencia humana, acude con facilidad a los comederos y es uno de los inquilinos más frecuentes de las cajas nido.

Sus llamativos colores lo hacen fácilmente reconocible. La cabeza es negra al igual que la banda que recorre su pecho a modo de «corbata», siendo más ancha y definida que en las hembras. Las mejillas son blancas, algo amarillentas en los jóvenes del año, el pecho amarillo y el dorso verde oliváceo. Las alas y la cola son negro azuladas con los bordes externos de las plumas exteriores de color blanquecino.

Uno de sus cantos más comunes es el repetitivo «chichipán» siendo también un sonido que nos puede resultar bastante familiar con la llegada de la primavera, además, es buen imitador y tiene una amplia variedad de reclamos.

Fuente: Guía de aves de SEO BirdLife.

Con respecto a los nidos, la hembra los construye utilizando ramitas, plumón, telarañas, etc. que introduce en oquedades naturales como troncos o tocones y en huecos artificiales como por ejemplo cajas nido. La época de reproducción comienza en marzo, y la puesta está compuesta por entre 8 y 13 huevos que incuba la hembra, siendo luego alimentados por ambos.

El carbonero común generalmente se alimenta de insectos, aunque en otoño e invierno se ve obligado a aumentar su dieta incluyendo semillas o frutos. También es uno de los visitantes más asiduos a los comederos comederos de materiales reutilizados que colocamos durante la época de mayor escasez.

Según el Libro Rojo de las Aves de España 2021 el carbonero común se encuentra dentro de la categoría de Preocupación Menor (LC). Igualmente, existen algunos factores que amenazan la especie como: el uso abusivo de pesticidas; el desajuste de la fenología reproductora con la del alimento, es decir, al sincronizar su periodo reproductor con el ciclo de vida de algunos lepidópteros, se ven afectados por las actuales variaciones en la eclosión de sus orugas debido al cambio climático; y también la disminución del número de agujeros para nidificar.

En relación a este último factor, en 2015 se publicaron los resultados de un grupo de investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) y de la Universidad de Castilla La Mancha (UCLM) sobre el «parasitismo de puesta» entre los carboneros (Parus major) y los herrerillos (Cyanistes caeruleus), algo que podría estar provocado, en determinadas circunstancias, por la escasez de lugares adecuados para anidar. Consiste en que se engañan mutuamente para conseguir que una sola hembra críe los pollos de ambas especies, lo que podría suponer el inicio de un cambio evolutivo hacia una nueva estrategia reproductiva. La diferencia de tamaño entre ambas especies puede marcar la diferencia a la hora de anidar o a la hora de adquirir sus hábitos de comportamiento a medida que se desarrollan. Si quieres conocer más curiosidades puedes seguir leyendo aquí.

Una nidada de carboneros parasitada con un herrerillo, sensiblemente más pequeño por Rafael Barrientos.

Fuentes:

https://seo.org/ave/carbonero-comun-2/

https://www.faunaiberica.org/carbonero-comun

http://www.vertebradosibericos.org/aves/parmaj.html

https://www.restauraciondeecosistemas.com/intercambio-de-polluelos-entre-herrerillos-y-carboneros-parasitismo/

Avutarda (Otis tarda)

Tal y como ya os contamos en una de las entradas en nuestro blog, en el Parque Regional del Sureste podemos, con un poquito de suerte, observar al ave voladora más pesada: la avutarda (Otis tarda). Un ave inconfundible, tanto por su gran tamaño (el macho, más grande que la hembra, puede llegar a pesar 20 kg), como por su plumaje con tonos pardos, rojizos y dorados que tanto el macho como la hembra poseen (siendo el plumaje de las hembras algo más apagado).

Avutarda común (Otis tarda). Fuente: seo.org

Su hábitat está ligado a las extensas llanuras cerealistas y grandes campos de labor, zonas desarboladas, llanas y dedicadas al cultivo de cereales de secano. Por eso en el Parque Regional del Sureste la podemos observar, por ejemplo, en las estepas cerealistas de Pinto.

Su alimentación depende de la estación del año en la que se encuentren. En primavera y verano consumen grandes cantidades de insectos (saltamontes, grillos…) acompañando la dieta de brotes y semillas. En otoño e invierno se alimentan generalmente de leguminosas y de manera puntual pueden comer algún pequeño vertebrado, tales como lagartijas o roedores.

La búsqueda de la pareja idónea para llevar a cabo la reproducción es un aspecto fundamental, es por ello que las aves llevan a cabo diferentes estrategias de reproducción.

En el caso de las avutardas, el sistema de reproducción se denomina «lek agregado», esto significa que los machos eligen un territorio idóneo para agruparse y estar disponibles y visibles para que las hembras seleccionen al macho idóneo y copular con él. Para ser seleccionados, los machos desarrollan unas plumas duras y tiesas que salen de su mandíbula inferior llamados «barbones» y emiten algunas vocalizaciones.

https://youtu.be/gxBMxVsyo8s

Una vez realizada la cópula, es la hembra la que se encarga de incubar y criar a los pollos, mientras los machos se despreocupan del cuidado de las crías. Para ello, preparan un sencillo y poco desarrollado nido en el que ponen hasta 3 huevos que estarán incubados durante 3 ó 4 semanas hasta que eclosionan naciendo unos pollos que son capaces de desplazarse junto a su madre en busca de alimento nada más nacer.

  • Panel de divulgación del C.E.A. El Campillo.
  • Panel de divulgación del C.E.A. El Campillo.

Además de estar incluida en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial, está catalogada como “Vulnerable” tanto en el Libro Rojo de las aves de España, como por la UICN. Esto es debido a su bajo éxito reproductor y a los efectos negativos derivados de las constantes molestias humanas: la colisión contra tendidos eléctricos, la caza furtiva de machos en primavera, los accidentes contra alambradas y la depredación a cargo de perros asilvestrados.

Sin embargo, su principal problema en la actualidad es la pérdida de hábitat como consecuencia de la intensificación agrícola, la simplificación del paisaje y la proliferación de infraestructuras y urbanizaciones, lo que provoca la desaparición de los lugares de reproducción, una disminución en la disponibilidad de alimento y una menor productividad.

Fuentes consultadas:

https://www.mncn.csic.es/es/comunicacion/blog/leks-de-avutarda-el-dificil-equilibrio-entre-atraer-hembras-y-protegerse-frente