El corzo (𝘾𝙖𝙥𝙧𝙚𝙤𝙡𝙪𝙨 𝙘𝙖𝙥𝙧𝙚𝙤𝙡𝙪𝙨)

Desde hace un tiempo se rumoreaba por el Parque Regional del Sureste que había habido algún avistamiento de corzo (Capreolus capreolus), de hecho, una de las biólogas del parque, Loreto García, ya nos lo adelantaba en una de las charlas ofrecidas en nuestro centro pero no ha sido hasta este año pasado (2023) cuando hemos podido confirmar la presencia de esta especie en las inmediaciones del campillo, ya que apareció en nuestra cámara de fototrampeo.

Este tímido cérvido es el más pequeño de los ungulados presentes en Europa y su carácter esquivo y sus hábitos crepusculares hacen difícil su avistamiento. El macho y la hembra tienen una talla entre 60 -80 cm siendo el macho un poco más grande. El grado de dimorfismo sexual es relativamente bajo ya que cuando el macho no tiene su cuerna es difícil de distinguir de la hembra. En ambos sexos destaca la franja de color negro en el hocico, sus orejas son grandes y tienen un escudo anal blanco característico. El macho tiene astas de tres puntas con abundante «perlado» que renuevan anualmente. Sus extremidades posteriores son más largas que las anteriores y se desplazan dando saltos.

Hembra y macho de corzo. Fuente: miteco.gob.es

El corzo alterna fases de actividad (desplazamientos y búsqueda de alimento) con fases de inactividad (reposo, sueño y rumia), los períodos de mayor actividad son los que tiene al amanecer y al atardecer. El que condiciona el movimiento y la actividad es la temperatura, ya que unas temperaturas muy altas o muy bajas provocan la inactividad del animal.

Muestra una alimentación muy selectiva, prefiere tallos tiernos, brotes, frutos y semillas. En la Comunidad de Madrid su alimentación depende del hábitat, en las zonas de la sierra se alimenta de helechos, brotes tiernos de coníferas, yemas de los robles, etc. y en las zonas de cultivos y vegas su alimentación se centra en estas plantaciones (maíz, leguminosas, cereales). Es un animal rumiante, por lo que alterna períodos de acopio de alimento con períodos de rumia.

Algo curioso es su ciclo reproductivo, las corzas adoptan una estrategia que es la diapausa embrionaria, un fenómeno muy poco habitual en mamíferos. Si analizamos la gestación del corzo, desde la época de celo, en este período reproducen un sonido conocido como la «ladra» que ya adelantábamos en la entrada «Los ciervos berrean, los gamos roncan y los corzos ladran», que se desarrolla en el mes de julio, hasta las primeras semanas de mayo en la que se sincronizan la mayoría de los partos en la Sierra de Guadarrama, transcurren más de 10 meses, un periodo de gestación superior al del hombre y similar al de una vaca, lo que supone demasiado tiempo para una especie que apenas supera los 20kg de peso. Esto hace que el anidamiento del embrión fecundado ocurra casi 6 meses después del apareamiento, mostrando un periodo de gestación real de escasos 5 meses, que ya sí estaría en consonancia con el tamaño y peso de este cérvido.

Disfruta de estas imágenes.

Fuentes consultadas:

https://www.parquenacionalsierraguadarrama.es/parque/blogs/blogs-cise/524-blog-cise-021-diapausa

Libro «El Corzo, su presencia en la Comunidad de Madrid» – Consejería de Medio Ambiente

Los ciervos berrean, los gamos roncan y los corzos ladran

  Con la llegada del otoño, entre los claro-oscuros del bosque, si andamos con sigilo y atención, podremos oír los sonidos del celo de las tres especies de cérvidos que habitan nuestros bosques: ciervos, gamos y corzos. Animales que, perteneciendo a la misma familia y con rasgos comunes en sus comportamientos nupciales, muestran diferentes vocalizaciones que nos permiten identificarles a través de estas.

CUERNAS

Fuente: Guía de Campo: Mamíferos de España. Volumen II. Juan Carlos Blanco.

El ciervo (Cervus elaphus) es el mayor de los cérvidos españoles. Los machos son más grandes en tamaño que las hembras y presentan una cuerna ramificada. Los adultos necesitan un amplio espacio de distribución. Los machos forman un rebaño y las hembras, junto con jóvenes de ambos sexos, otro. Pero en otoño, durante el celo, que suele durar los meses de septiembre y octubre, se forman rebaños mixtos, y comienzan los emparejamientos.

Los machos emiten un sonido parecido a un mugido suave y profundo, popularmente conocido como la berrea. Las hembras se sienten atraídas por los bramidos más poderosos, y los machos compiten por impresionarlas. El bramido está directamente relacionado con la capacidad de lucha, por lo que al final se evitan combates.

El segundo cérvido en tamaño es el gamo (Dama dama). Los machos poseen una cuerna característica en forma de pala, y en su pelaje tienen unas manchas blancas. La distribución de grupos es igual que en los ciervos.

Con la llegada del otoño los gamos entran en celo, el cual sólo dura dos semanas, periodo de tiempo durante el cual los machos producen un sonido muy característico conocido como roncá debido a su parecido con los ronquidos. La finalidad de éste es la misma, impresionar a las hembras y conseguir aparearse con el mayor número de hembras posible.

https://www.youtube.com/watch?v=TqdBnXa3Awc

Por último, el más pequeño de los cérvidos es el corzo (Capreolus capreolus). Los machos tienen una pequeña cuerna con 3 puntas. El celo tiene lugar entre mediados de julio hasta finales de agosto, donde produce un sonido que posiblemente no le atribuiríamos, llamado ladra, parecido a un ladrido, bronco y sonoro, que puede oírse a varios kilómetros de distancia, que usan para impresionar a las hembras y ser elegidos para el apareamiento.

Así que si este otoño paseas por nuestros bosques y campos y oyes ruidos raros, ¡afina el oído para ver si se trata de estos ejemplares!

Fuente:

Guía de Campo: Mamíferos de España. Juan Carlos Blanco.