Golondrina común (Hirundo rustica)

El verano no es solo sinónimo de calor, sino también de vacaciones y, por supuesto, moscas y mosquitos. Y entre los grandes aliados naturales para combatir a estos molestos insectos se encuentra una de las aves estivales más comunes y conocidas de nuestro país: la golondrina.

Este acrobático pájaro de 18 cm de longitud, 33 cm de envergadura y tan solo 20-25 gramos de peso, aunque también se alimenta de hormigas voladoras, avispas, chinches, pequeños escarabajos y otros insectos voladores, gracias a vuelos de persecución a baja altura, puede llegar a comer hasta 850 moscas y mosquitos al día gracias a su corto y ancho pico.

Adulto vigilando el nido.

Para reconocerla y diferenciarla de otras aves a simple vista parecidas (aviones, vencejos y su pariente la golondrina daúrica) tendremos que fijarnos en su cola larga y ahorquillada negra con manchas blancas y rectrices externas muy alargadas, collar pectoral oscuro, su frente y garganta de color rojo, su vientre blanco crema y su dorso negro con reflejos azules metálicos en la parte superior.

Individuo descansando en una rama.

De las 6 subespecies que existen en el mundo, es la subespecie Hirundo rustica rustica la que llega a nuestras latitudes, haciéndolo a partir del mes de marzo, y permanece junto a nosotros hasta final de verano (aunque la llegada cada vez se está produciendo antes por el cambio climático y las fechas varían en función de la zona de la Península en la que nos encontremos).

Los machos, que llegan primero, vuelven al nido donde criaron la temporada anterior y esperan a su pareja (son monógamos) para, entre ambos, restaurarlo o volverlo a construir. Esto lo consiguen gracias al uso de barro, paja y saliva de su boca que van juntando bolita a bolita hasta formar un medio cuenco que cuelga de alguna pared pegado al techo. Suelen construirlo en edificaciones tanto urbanas como campestres (cuadras, porches, aleros de tejados, casas, etc.) con zonas abiertas en los alrededores (vegas, pastizales, campiñas, etc.).

La hembra realiza una puesta formada por unos 4-5 huevos de color crema y con pintas rojizas que incuba durante alrededor de 15 días. Tras la eclosión, los pollos son alimentados por ambos progenitores durante unos 22-25 días hasta que abandonan el nido. La independencia de los pollos da paso a una nueva puesta de la hembra que puede llegar a poner hasta 3 en cada temporada reproductora.

Pollos en un nido construido en nuestro edificio.

Para poner de manifiesto el acusado descenso de sus poblaciones (30 %) fue nombrada Ave del Año en 2014. Los motivos que causaron esta pérdida fueron: el uso de pesticidas en agricultura (que elimina sus fuentes de alimentación y afectando así su capacidad de reproducción) y el despoblamiento rural, el abandono de los usos tradicionales y los nuevos estilos de arquitectura que provocan la pérdida de lugares adecuados para anidar.

En El Campillo, les encanta sobrevolar la laguna buscando insectos de los que alimentarse o realizar vuelos rasantes para coger agua para beber. Así que ya sabes, si quieres disfrutar de ellas, vente con tus prismáticos, localiza un buen sitio para sentarte… ¡y a observar a las golondrinas!

Información:

«Aves de España». Eduardo de Juana yjuan M. Varela.

Guía de campo de las aves de España y Europa. Rob Hume. Ediciones Omega.

Golondrina daúrica

Con el fin del verano y la llegada del otoño, el Parque Regional del Sureste no sólo cambia de colores, sino también de especies de aves. Una de las especies de aves que podemos ver volando en los alrededores del campillo desde marzo hasta octubre, procedente de sus zonas de invernada en África, es la golondrina daúrica (Cecropis daurica), que en estas fechas comienza su camino hacia el sur. Con una longitud de 17 cm y una envergadura de 33 cm, esta especie de la  familia Hirundinidae, nativa de África y Asia (en donde aún existen poblaciones sedentarias), empezó a venir a España a principios del siglo XX.

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Ejemplar de golondrina daúrica posada en una de las vallas de nuestro centro.

Muy parecida a la golondrina común, su diferencia más llamativa con esta especie es la ausencia de babero rojo. Su pecho es de color blanco y el dorso y el píleo azules. Sus alas, largas y puntiagudas, y su cola, larga y ahorquillada, son negras al igual que sus cortas patas. Por su parte, la nuca es naranja y el obispillo presenta una franja blanca y otra naranja. No presenta dimorfismo sexual, por lo que el macho y la hembra son iguales.

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Dos machos luchando por el territorio de nidificación.

Su dieta se basa en el consumo de pequeños insectos como moscas, mosquitos, hormigas voladoras, avispas, chinches y escarabajos que captura gracias a su pico ancho y corto mediante vuelos acrobáticos de persecución. Cuando se le ve cazar es común verla hacerlo junto a otras especies similiares como aviones, vencejos y la golondrina común.

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Ejemplar de golondrina daúrica sobrevolando los alrededores de nuestro centro.

Su nido es bastante característico y fácil de identificar debido a su forma de cuenco con un túnel de entrada. Construido con barro por ambos miembros de la pareja, suelen ser reparados y reutilizados durante varios años al ser fieles a sus lugares de cría. Aunque nidifica en enclaves naturales también suele hacerlo bajo puentes o edificios. El periodo de cría se inicia a mediados de abril y finaliza en septiembre llegando a poner entre 3 y 5 huevos de color crema y con pintas rojizas que son incubados por ambos sexos durante unos 15 días. Los pollos dejan el nido cuando tienen alrededor de 27 días. Se estima que en España puede haber unas 100.000 parejas, número que parece ir en aumento.

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Nido de golondrina daúrica en nuestro centro.

Como otros años, en nuestro centro ha anidando una pareja de golondrinas daúricas. Anímate a venir a verlo in situ y, con un poco de suerte, podrás verlas volar a tu alrededor si vienes en primavera o en verano.

Fuentes: