Orquídea abejera amarilla (𝙊𝙥𝙝𝙧𝙮𝙨 𝙡𝙪𝙩𝙚𝙖)

Entre la multitud de herbáceas que hay en el Parque Regional del Surestee, queremos volver a hacer mención especial a las orquídeas, presentes en el sureste de Madrid pero en general muy desconocidas, incluso hay personas que ignoran su existencia.

Tenemos varias especies de orquídeas, como la orquídea abejera o de araña (puedes consultar la entrada en el enlace). Hoy os vamos a hablar de otra preciosa especie de esta familia: la orquídea abejera amarilla.

Esta especie de orquídea es muy fácil de identificar debido a su color amarillo, de ahí su nombre (tanto el común como el científico, ya que lutea en latín significa amarillo).

Descripción botánica

Planta herbácea de 10 a 30 centímetros de altura, con tubérculos ovoides (tallo subterráneo engrosado que se forma anualmente, con forma de huevo) y hojas basales ovoides y agudas. Tépalos externos verdosos y sin pelos. Labelo (pétalo medio modificado que se distingue claramente de otros pétalos y de los sépalos por su gran tamaño y su forma generalmente irregular) de 14 a 18 mm, trilobulado (formado por 3 lóbulos), cubierto de pelos, de color pardo-rojizo. Fruto en forma de cápsula.

Ecología

La mayoría de las orquídeas Ophrys dependen de un hongo simbionte, debido a esto desarrollan sólo un par de pequeñas hojas alternas. Tampoco pueden ser trasplantadas debido a esta simbiosis. Las pequeñas hojas basales forman una roseta pegadas a ras de suelo.

Durante el verano, las hojas de esta orquídea se secan y esta permanece durmiente como un bulbo subterráneo (tubérculo), que le sirve como reserva de alimento. Al final del verano-otoño desarrolla una roseta de hojas. También un nuevo tubérculo empieza a desarrollarse y madura hasta la siguiente primavera, mientras que el viejo tubérculo muere lentamente.

En la primavera siguiente el tallo floral empieza a desarrollarse, y durante la nueva floración, las hojas de la roseta basal comienzan a marchitarse. Eso sí, la floración primaveral no se producirá si sus tubérculos no han acumulado los suficientes nutrientes, por lo que ésta no llega a producirse todos los años.

Polinización o pseudocopulación

La floración se produce de marzo a mayo. La polinización tiene lugar por engaño sexual o pseudocopulación, ya que el labelo imita a las hembras de ciertos himenópteros (es decir, abejas, abejorros, avispas, etc.), e inclusive a otros grupos de insectos. Se trata de un engaño visual, táctil e incluso olfativo, porque estas flores producen también sustancias aromáticas, cuyo conjunto debe resultar atractivo y estimulante para los machos.  

Como los machos de estos insectos emergen antes que las hembras, estos son engañados e intentan la cópula con las orquídeas con mucho entusiasmo. Sin embargo, los machos aprenden y al cabo de cierto tiempo no hacen caso de las orquídeas y se dedican a buscar sus verdaderas hembras. Por lo tanto, las orquídeas se aprovechan de machos «inexpertos» y serán favorecidas aquellas orquídeas que florezcan más temprano.

Hábitat y distribución

Habita en prados, bosques y matorrales aclarados, generalmente en suelos básicos (calcícolas), a los que les dé mucho el sol (heliófilas). Algunos años se dan floraciones masivas muy llamativas.

Es una de las especies más frecuentes en la Península Ibérica, sobre todo en su mitad oriental y meridional. En su ámbito global de distribución, aparece en los países circunmediterráneos (es decir, los países que se encuentran alrededor del mar mediterráneo) alcanzando hacia el oriente las islas griegas.

Bibliografía


Cavanilles, Icon. Descr. 2: 46 (1793). Ophrys lutea

https://www.orquideasibericas.info/

almerinatura.com

https://andanzasdeunloboestepario.blogspot.com/2020/03/orquideas-silvestres-ophrys-lutea.html

https://spain.inaturalist.org/

https://delmanzanaresalguadarrama.wordpress.com/2014/10/03/ophys-lutea-ophrys-sphegodes/

https://www.juntadeandalucia.es/medioambiente/web/Bloques_Tematicos/Patrimonio_Natural._Uso_Y_Gestion/Espacios_Protegidos/publicaciones_renpa/orquideas_grazalema/11_descripcion8.pdf

Febrero en El Campillo

Desde pequeños nos enseñan que la primavera es la estación de las flores, la época de cría de los animales e incluso, para muchos, la estación más bonita del año. Pero la primavera no sería primavera sin invierno. Y este año 2015 la primavera no llega hasta el 20 de marzo. Entonces… ¿por qué pueden verse flores desde febrero en el Parque Regional del Sureste?

Si bien todas las cosas que sabemos de la primavera son ciertas, no dejan de ser una generalidad y, como en todo, hay particularidades. Los que hayáis tenido la suerte de pasear por el Parque Regional del Sureste este último mes habréis podido comprobar como la naturaleza se prepara durante el final del invierno para estar lista para la primavera.

Las especies arbóreas más representativas del bosque de ribera en el tramo del río Jarama que abraza la laguna de El Campillo (el álamo blanco, el álamo negro, el fresno y el olmo) comenzaron a salir de su «letargo» invernal en febrero. Fue en este mes cuando empezaron a asomar las yemas reproductoras en sus ramas desnudas (al ser especies de hoja caduca) y, a continuación, las flores. Lo más curioso y llamativo de todo este proceso es que aparecen antes las flores que a las hojas.

Las flores del olmo son muy pequeñas (miden solo unos 0,5 cm), presentan un pedúnculo corto y se encuentran agrupadas en ramilletes purpúreos.

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Ramilletes de flores presentes en los olmos.

Por su parte, las flores del fresno son un poco más tardías y, aunque empiezan a desarrollarse mucho en este mes, tardarán un poco más de tiempo en estar en su plenitud.

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Detalle de las flores del fresno.

En cuanto a las especies de álamos, es el álamo blanco el que más prisa parece tener, ya que a finales de febrero presenta en muchos de sus individuos los amentos (racimos colgantes) completamente desarrollados repletos de “micro” flores casi imperceptibles a simple vista.

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Evolución de las yemas de los álamos blancos, desde que aparecen hasta que florecen.

Por su parte, el álamo negro, aunque sigue un curso casi idéntico a su primo el blanco, es un poco más tardío y en febrero no se pueden observar nada más que sus yemas (salvo alguna excepción).

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Ramas de álamos negros repletas de yemas.

En ambos casos son más llamativos los amentos masculinos al presentar sus flores un color rojizo.

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Álamo blanco repleto de amentos.

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Detalle de los amentos del álamo blanco.

Junto a estos árboles ribereños, crecen en la vereda del camino algunos almendros cuyas flores son más grandes y llamativas que las de los otros árboles presentes. Si bien la mayoría solo presentaba un par de flores a finales de febrero, alguno ya tenía más de la mitad de sus ramas floridas.

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Evolución de las yemas de los almendros desde su aparición hasta la formación de la flor.

Y es así como empieza la primavera, a finales del invierno. Así que cuando salgas al campo, abre bien los ojos y no pierdas detalle de lo que pasa en cada mes en la naturaleza.