Al sureste de la Comunidad de Madrid, en el municipio de Titulcia se encuentra una senda que discurre a lo largo de la ribera del Jarama conocida como la Senda del Soto de Bayona. Se trata de una ruta circular de unos 4 km con 21 metros de desnivel y de dificultad entre fácil y moderada.
Los carteles interpretativos del inicio de la senda marcan dos recorridos ligeramente diferentes al que propondremos desde el CEA El Campillo. Si te interesa conocer nuestra versión del recorrido, te lo contamos en esta entrada.



A lo largo de esta senda, recorreremos dos de los cinco ecosistemas principales del Parque Regional del Sureste: el ecosistema de ribera y los cortados yesíferos.
Al comenzar a caminar, encontraremos un área recreativa así como una repoblación forestal mixta, de pino, taray y otras frondosas, cuyo objetivo es la regeneración ecológica del ecosistema así como su disfrute recreativo.
Si seguimos por el camino, nos encontraremos un observatorio de fauna orientado a un meandro del río Jarama donde se encuentran dos paneles informativos (uno exterior y otro interior al observatorio) que nos informaran de algunas de las especies animales que forman parte del ecosistema de ribera .


Un poco más adelante, en el camino, podremos consultar un panel explicativo del bosque de ribera que nos explicara las principales especies vegetales que nos podemos encontrar a lo largo del bosque de galería así como las bandas de vegetación en función de su proximidad a la orilla del río. Descubriremos así que el bosque de ribera del Soto de Bayona lo componen, principalmente y por orden de cercanía a la orilla: espadañal, carrizal, saucedal, chopera, taraje, fresnedal y olmedal.
Seguimos caminando por la senda y nos encontraremos con una bifurcación, marcada por un hito explicativo, que si se toma por la derecha, se sube por los cortados hasta llegar al antiguo Oppidum (este sería el camino indicado en la cartelería del comienzo del camino). En nuestro caso tomaremos el camino de la izquierda.

Por el camino elegido, el de la izquierda, llegaremos a un Tarayal, es decir, un bosque de tarays , arbusto que puede llegar a tener porte arbóreo, que prefiere suelos húmedos y salinos. Es un arbustivo astringente, con ramas de aspecto retorcido y hojas caducas simples y escuamiformes. Tiene una flor blanca o rosa, dispuesta en espigas, que destaca mucho en primavera. La nueza o Bryonia dioica, es una planta trepadora que solemos encontrar junto a este tarayal.


Unos metros más adelante, tendremos la oportunidad de conocer muchas de las especies de plantas gipsófilas que pueblan todo el Parque Regional del Sureste como son el sisallo, la barrilla, el falso tomillo, la jabuna y/o la ontina. Además podremos apreciar con claridad los distintos materiales de que están compuestos los cortados: yeso, caliza y margas. Son rocas detríticas evaporíticas formadas en el mioceno por precipitación de los solutos presentes en un gran lago endorreico que ocupaba el centro peninsular. La morfología tan abrupta de dichos cortados, en forma de cantil se deben a su posterior erosión, durante el cuaternario, por el paso del río Jarama.

Asociada a los suelos yesíferos que conforman los cantiles, es habitual ver una especie vegetal bien adaptada a estos suelos salinos y con muy baja retención de agua: el esparto o Macrochloa tenacissima. Esta planta es usada tradicionalmente para la fabricación de cinchos, suelas de alpargatas o asientos de sillas, pero también posee importantes funciones ecosistémicas como la de primera colonizadora y amortiguadora de la erosión de los cortados.
Según avanzamos por el camino (una vez pasado un desvío a la derecha que nos llevaría al barranco de Picote (al que no vamos a entrar hasta más adelante), podremos divisar una amplia panorámica del valle donde podremos apreciar distintos elementos del paisaje del Parque Regional del Sureste, como las poblaciones de Ciempozuelos y San Martín de la Vega, un colmenar al otro lado del río, el bosque de ribera, la estepa cerealista y un ejemplo de explotación de gravera que con el tiempo y las actuaciones de restauración del Parque podrán convertirse en otra de nuestras lagunas parte del ecosistema de humedal.

Este camino tiene una bifurcación, y al coger el camino de la derecha nos encontraremos con las 7 cuevas. En la zona del Valle del Jarama, las cuevas pueden haber sido usadas en distintas épocas y, en ocasiones, con diferentes objetivos: bélico en la Batalla del Jarama, bodegas en distintos momentos de la historia e incluso refugio en la prehistoria.

Pasadas estas cuevas atravesamos una tierra de arado y llegamos a una valla cinegética desde la que vemos el Cordel de la Cañada Real Galiana. Después giraremos a la derecha y entraremos en el llamado Barranco de Picote. Existe un dicho popular acerca del mismo que dice «barranco de Picote, agua salobre» debido a la mezcla de aguas de escorrentía y el riachuelo dulce eventual. Al ser un refugio del viento y la lluvia en algunos puntos, a veces la fauna descansa en este lugar y en ciertas ocasiones hemos podido observar excrementos de algunos depredadores del parque como la gineta o el zorro, o incluso algún animal a medio depredar.

Una vez que salimos del barranco, retomaremos el camino hacia la izquierda, dejando el Jarama a nuestra derecha y deshaciendo el camino que ya habíamos andado, hasta llegar a una bifurcación donde tomaremos el camino mas próximo a los cortados (a la altura de la señal de fin de tramo de camino de movilidad reducida) para volver hasta el aparcamiento donde se encuentra el punto inicial de la senda.











































